6.22.2012

UN PACTO CON EL DEMONIO EN EL FUNDO DE QUILICURA


                                                                                                                      Radio teatro

Hacia el poniente de Quilicura, se encontraba el Fundo de Don Alfonso Zegers.
Era el año 30 y la soledad del campo sólo se interrumpía con el canto de los gorriones, de los zorzales, de las lloicas o las bandadas de chincoles.
La apacible localidad de Quilicura tan sólo a 12 kilómetros de la capital parecía más bien un pueblo del sur de chile.
Un camino único que atravesaba la comuna conducía al viajero hacia el sector de San Luis, lugar  de chacras pastizales e inquilinos.
Allí junto al trinar de las aves se podía escuchar el mugido de las vacas el relinchar de los caballos y el canto de los gallos al amanecer.
Esa mañana de abril, Don Alfonso recorría la hacienda montado en su hermosa yegua baya, observando los sembrados y saludando a sus trabajadores.

-Buenos días Aníbal. ¿Cómo está la Rosita?
-Buenos Días Patrón, así no más esperando otra criatura Po’ Don Alfonso
-Ya. ¿Cómo va la limpieza del canal? Hay que sacar toda la maleza ahí en el      bajo.
-Muy bien, Don Alfonso estará terminado mañana.
-Hola Joaquín, hoy hay que arar el deslinde de los álamos, así que anda a    preparar el
 arado y el pingo.
-Si Patrón, justamente pa’ allá vamos.
-No nos vaya a pillar el aguacero pues “iñor”

El patrón durante la semana revisaba los trabajos de la hacienda. Sin embargo ahora tenía una extraña preocupación puesto que algo no había ido bien con la cosecha anterior y la sombra de la duda le tenía algo incierto, era por esto que cada mañana salía muy temprano a ver el trabajo de los inquilinos.
Su hacienda eran extensas propiedades, enormes callejones y alamedas, potreros en el que  pastaban los rebaños de vacas lecheras, corrales y establos por donde deambulaban los caballos y una que otra choza donde vivían los inquilinos en medio de la zarzamora. Las casas patronales donde vivía su familia estaban rodeadas de enredaderas y flores y todo tipo de carruajes y carretones.

Algo inesperado y extraño sucedería la tarde de aquel día de abril.
El ladrido incesante, de los perros alteró la calma del campo
Venía de regreso por el callejón de los espinos cuando una nube de polvo dejó entrever un carruaje a lo lejos.
Era algo extraño porque cualquiera no podía penetrar es sus dominios.
Se detuvo en el recodo del camino y esperó bajó el sauce.
En un carruaje negro, de finas terminaciones que parecía muy nuevo, estaba un individuo de elegante aspecto a quien don Alfonso no había visto antes.
El hombre detuvo el carruaje y el corcel negro relinchó al mismo tiempo.

-Don Alfonso, un gusto saludarle - dijo en un tono muy cariñoso -- hermosa su    hacienda.
 Permítame presentarme. 
Descendió de su carruaje y dejó ver su fina estampa que denotaba un muy buen vestuario.
-Mi nombre es Damián de las Casas y hace bastante tiempo que quería  conocerle, la gente me ha hablado muy bien de usted  y sus trabajadores  parecen estar muy a gusto.
 Vera estoy haciendo unos negocios por acá en Quilicura.
-Y ¿Cómo es que entró al fundo, alguien le autorizó en la entrada principal?
-Por supuesto, fueron muy gentiles y además me informaron que le podía  encontrar acá . Además debo felicitarlo por su hermosa yegua, veo que tiene  un pelaje muy fino.
¿Qué tipo de negocios son los que usted realiza? - Preguntó el patrón
-Creo que le interesará muchísimo lo que le quiero conversar Sr. Zegers. Es una   excelente propuesta.
-Es muy raro que alguien pueda venir a proponerme un negocio acá en este    recodo del  fundo.
-Ah pero no se preocupe, suelo hablar de esta manera con las personas que me
 interesan, no es problema para mi buscarle acá Don Alfonso.
-Dígame: ¿ de que se trata esto?
-Mire Don Alfonso, le hablaré de algo que trasformará completamente su vida.
 Pues verá, he sabido que no le fue muy bien en sus cosechas y que ha tenido  algunas   preocupaciones financieras que lo tienen algo nervioso. Ya veo que la  hacienda es bastante grande y me entero de que sus hijos están en la  universidad.
¿No le ha ido bien verdad Don Alfonso?

La yegua no dejaba de moverse muy nerviosa, así que el patrón decidió desmontar.
Había algo en el tono y en lenguaje de aquel personaje que confundían a Don Alfonso, sin embargo todo tenía un extrañísimo atractivo

-No se como es que se ha enterado de esto mi amigo, no es mi costumbre  andar contando los problemas a los demás. ¿Qué me está proponiendo? 
-Quisiera primero hacerle algunas preguntas-dijo el extraño:
-¿Le agradaría ver prosperar su  hacienda mi caballero? Ser algo así como la  más grande de todo Quilicura…Acaso no sería atractivo tener unos milloncitos  en el banco mientras sus cosechas van   aumentando? Porque yo le aseguro  que todo prosperará  para usted.
  -Dígame y ¿le atrae la idea de aumentar las cabezas de su ganado? ¿Algo
   así como dos  mil nuevas vaquitas?
Lo que le estoy proponiendo es un muy buen negocio y lo más interesante para usted es que no tendrá ningún costo. ¿Me ha entendido? Sin gastos para usted.
Es nada más que un trato…De caballeros. Usted entiende.

Don Alfonso Zegers quedó perplejo pues su interlocutor era de una magnética personalidad y no había ningún titubeo ni duda en lo que estaba diciendo.
Con curiosidad inquirió.

-Y ¿Cuál sería mi retribución por esta gentileza suya, Señor de las Casas?
-Mire a cambio de sus éxitos económicos, lo único que yo necesito reclamar  de  usted es ...Su alma.
-¿Mi alma? Vaya, esto si que me suena extraño. ¿Nada más que mi alma?
-Nada más que su alma.
-¿Y cómo podrá usted disponer de mi alma Don Damián?
-Bueno, en un tiempo “prudente”, cuando usted haya comprobado todo lo que le   he dicho, y vea que sus negocios se multiplican, si le parece nos podríamos       reunir en este mismo lugar y cerramos este pequeño trato. Para entonces           usted  será la persona más pudiente y respetada de toda esta zona.
 No necesita pensarlo mucho Señor Zegers, este negocio es lo mejor para usted,  de no ser así no habría venido a visitarlo. Gozará de prestigio y de muchísimo  dinero.
-En realidad, creo que su oferta es buena, muy buena.
-Ah, sólo una cosa olvidé mencionarle Señor Zegers, mi querido amigo. De esto   no  podrá hablarle a nadie, deberá ser un pacto secreto entre usted y yo. Sólo   Usted y yo sabremos de esto. Son mis condiciones.
-No suelo hablar de mis negocios con nadie Don Damián, quédese tranquilo.
-Muy bien mi querido amigo, sellaremos entonces este pacto. Toda la    abundancia para Usted; y para mi, su alma. Excelente negocio.
  Y nuestro encuentro en un tiempo más, será exactamente acá, en este mismo  lugar. Es el lugar más indicado.

El extraño visitante extendió a la mano hacia el hacendado y estrecharon el acuerdo en un fuerte apretón, tal como él lo dijo, en un pacto de caballeros.
El extraño visitante agregó.

-Ah don Alfonso, olvidé algo importante, mire si usted me ve por acá de  repente, no se preocupe. Me encargo personalmente de que mis tratos se  cumplan tal como yo lo he dicho, así que visitaré la hacienda de vez en cuando.  Debo asegurarme de que todo va bien para usted.

Y del mismo modo que el visitante había aparecido en su elegante carruaje por el callejón de los espinos, desapareció entre la polvareda mientas se escuchaban los aullidos y los ladridos de los perros en las casas de la hacienda.
Dos hechos llamaron poderosamente la atención de Alfonso Zegers, el patrón del fundo: La marca signada en la palma de su mano de color verdosa que no pudo hacer desaparecer en los días posteriores y el extraño hedor  que invadió aquel lugar del fundo desde el día del encuentro.

Y desde el siguiente día el cambio fue absolutamente notorio.

La hierba y los sembrados se tornaron de un verde esplendoroso, los brotes tempraneros reverdecían con el sol, los animales se multiplicaron, las vacas en el establo estaban rebosantes de leche, las crías de los caballos en el potrero corrían a sus anchas sobre el fabuloso talaje.
Y ni hablar de los árboles frutales que comenzaron a cubrirse de brotes y flores.
Los inquilinos del fundo estaban asombradísimos y aunque su trabajó se duplicó, sabían que aquellos augurios también serían provechosos para sus pobres familias.
Las ordeñadoras en el establo casi no daban abasto pues las vacas tenían una excesiva cantidad de leche y su trabajo debía  empezar mucho antes del alba.
Hubo que construir nuevos cercos en los potreros y asegurar el corral de los cerdos puesto que  todo se multiplicaba.
El sonido de la campana del fundo al inicio de la jornada se adelantó en una hora y las faenas se prolongaban  mucho más allá de la puesta del sol.
El trabajo era incesante y permanente.
Don Alfonso y su familia recorrían de punta a punta el fundo y sólo observaban como todo parecía prosperar.
Muy pronto el rumor de la abundancia que rodeaba la casa de la familia Zegers comenzó a difundirse entre los lugareños.

-Son unos zapallos muy re` grandes los que están dando estás tierras.
-Los carretones van cargados con las matas de apio más verdes y frondosas que  se han visto por aquí.
-Una sola vaca dio casi treinta litros de leche.
-Los paltos están cargaditos de unas tremendas paltas negras
-Hasta las flores se ven mucho más bonitas y coloridas  .La casa del “futre” está
 tapizada  de clarines y gladiolos.
-Las sandías eran re’ contra grandes y coloraditas como nunca se vieron. Ni         hablar de los  melones moscateles.

En diferentes horarios de la jornada laboral, en los lugares y rincones más inesperados se dejaba ver don Damián de la Casas.
Los inquilinos y trabajadores de la hacienda empezaron a sentir un gran temor por aquellas apariciones. De pronto al alba, en un bellísimo corcel se divisaba la figura del extraño personaje.
A veces al mediodía algunos inquilinos le veían en su carruaje a gran velocidad por los callejones.
Generalmente los animales en el corral, los perros y los relinchos de los potros y yeguas alertaban a los inquilinos de que en algún lugar aparecería aquel personaje de traje negro, elegante sombrero de alas y su singular estampa.

Don Alfonso, el Patrón, también le divisó en más de una ocasión cuando a lo lejos se esfumaba su imagen por el camino central.

Una noche, ya muy entrada la oscuridad los perros aullaron y los inquilinos fueron despertados por un extraño ruido.
Se escuchaba el trepicar de los cascos de los caballos el inconfundible sonido de los ejes del carruaje y extraños sonidos como cadenas que se arrastraban por el callejón entre las piedras.
El recorrido del carruaje se escuchó por todos los senderos del fundo, alteró el establo e incluso se echaron al vuelo las aves en lo alto de los eucaliptos.
Los campesinos asustados trataron de mirar en la oscuridad.
No vieron nada.

-Dicen que anoche anduvo el “malulo” por el fundo
-Creo que hasta la madrugada se escuchó el galope de los caballos por los    callejones.
-Ay que ver como ladraron y aullaron los perros to’ita la noche.
-Es satanás el que anda rondando por acá.
-Vamos a tener que contarle al curita to’o esto.
-Y paree´ que se detuvo en la casa del Patrón.
-Dicen que por todas partes quedó el olor del azufre

Hubo gran revuelo por toda la estancia. Don Alfonso algo preocupado hizo algunas consultas con los inquilinos.

¿Qué pasó anoche Belarmino, es verdad que hubo mucho ajetreo?
-Es verdad mi patroncito, en la “rancha” estábamos re’ contra asustados, el  perro ladró toita  la noche.
-Parece ser que anduvo “Don Sata” entre los animales y las bestias.

-A lo mejor sólo se trató de un potro mañoso que se salió del corral.
- No po’s Don Alfonso , si hasta se escucharon las cadenas del infierno.
-Y no juera na’ eso. También quedó la hediondez en el callejón ahí en los             espinos.

Alfonso Zegers escuchó los comentarios de algunos campesinos y su ser se llenó de pavor. Era difícil  olvidar el pacto que hizo con aquel desconocido y las palabras que él había dicho:

En un plazo prudente cerramos este negocio, cuando usted vea que he cumplido mi palabra”

Pasaron los meses, las estaciones y en un par de años, la hacienda se convirtió en la más  poderosa y rica de toda la región. El dinero que acumulaba Don Alfonso iba cada día en aumento.
Y junto con ello, el murmullo de los lugareños se convirtió en un grito a voces en cada rincón de Quilicura:

-Dicen que el Patrón tiene un “pacto con el diablo”.
-Y que todas las noches viene “Don Sata” a visitarlo
-Lo han visto en un lujoso carruaje ir y venir por el fundo.
-Es que cerca de las casas del fundo se ha visto un caballero muy elegante, usa   un bastón dorado  y “más  encima” nadie lo conoce
-¡Que Dios nos libre de esto!

Finalmente el rumor llegó a oídos de Doña Carmen Santa Cruz, la esposa de Don Alfonso Zegers el dueño del Fundo. Entonces ella y sus hijos quedaron consternados.

Doña Carmela sin poder dar crédito a lo que había escuchado, habló aquella noche con su esposo. Era notorio lo descompuesto que él se encontraba.
Afuera se desataba un temporal.

-¿Has escuchado el murmullo que corre entre nuestros peones?
-No sólo entre nuestros trabajadores, también en el pueblo y en otras haciendas  la gente me habla de esto. Se han burlado y se han reído  de mí.
-Cosas horribles pasan en nuestro fundo, están todos temerosos y créeme que    yo también tengo mucho miedo.
-Es que hay algo que no te he contado y que nadie lo sabe. Quería encontrar el  momento de hablarte de esto.
-Dime querido Alfonso, ¿Qué está ocurriendo con nosotros, que te ocurre a ti?
 Es que últimamente te veo tan preocupado, Parece no alegrarte lo bien que nos   va con la hacienda
-Algo no está bien con nosotros Carmen , algo no está bien…Ahora, escúchame:
  Hace un tiempo, un par de años, recibí la visita de un extraño forastero, me  dijo que quería hacer un negocio conmigo. Él me aseguró que la hacienda  prosperaría y que nos  iría muy bien con los negocios, que el fundo daría más  utilidades que todos los fundos de la zona.. ¿Te has dado cuenta como todo ha  resultado bien, que nunca contamos más plata que ahora? 
-Si, así es, es como una bendición de Dios. El fundo es más fecundo que nunca.  Dios nos ayuda con todo.
-¡No, no mujer no es asunto de Dios! Es la mano de este hombre del que te  hablo.
-Y ¿Quién es él?
-Es que nunca lo había visto y ahora me dicen que se aparece por todos lados.  Entonces  dijo   llamarse…Damián, Damián de las Casas. Carmen a pero lo más  increíble es lo que   me pidió a cambio de todo.
-¿Cuál fue su petición? ¡Ni me lo digas Alfonso...!
-Dijo que quería, mi alma.
-¡Jesús María y José, Virgen santísima, Dios nos libre, es urgente que hagamos    algo, no  podemos esperar más ¡
-El pacto lo hicimos en el callejón de los espinos, a la vuelta del sauce donde  está ese  extraño olor. ¡Ahí me dijo que nos tendríamos que reunir!
- Alfonso tenemos que hablar con el Obispo y con el padre Joaquín. Y ahora  mismo  instalaremos una imagen ahí en la vuelta, pondremos un gran crucifico  para que   Satanás  no se acerque a ese lugar.
-¡Que Segundo prepare el carruaje, mañana a primera hora vamos de inmediato   a la Recoleta Franciscana!

Todo se trastocó en la casa Patronal, la servidumbre comenzó a correr de lado a lado, se alertó a los inquilinos, se repartieron rosarios, biblias y las imágenes de la Virgen María. Se acondicionó  una pequeña capilla al interior de la casa, y Doña Carmen Santa Cruz puso a sus domésticas a rezar día y noche.
Ese mismo día quedó instalado un crucifico en la vuelta del callejón donde los lugareños encendieron decenas de velas que Doña Carmela repartió entre los trabajadores.
Se puso una vigilancia especial a la entrada del fundo y se roció todo con agua bendita.
La lluvia haría correr el agua bendita por el sendero del fundo.
Había que impedir que Satanás ingresara a la hacienda. La vida de Don Alfonso estaba en peligro.

El caso es que Alfonso Zegers se enfermó notoriamente y debió permanecer en reposo. La fiebre le impedía levantarse y muchas alucinaciones le acompañaron en las horas siguientes.
El médico que le visitó se dio perfectamente cuenta que se había apoderado de él un gran temor y que sus defensas muy debilitadas le hacían propenso a cualquier infección. Debía permanecer en reposo hasta su próxima visita.

Todo indicaba que se acercaba el momento de concretar el pacto.

A pesar de los resguardos, Don Damián se dejó ver en más de una ocasión y durante la noche algo extraño ocurría puesto que al amanecer y ocurrió varios días, un pequeño ternerito apareció destrozado cerca del Cristo que se instaló en el callejón.
 Más de una noche los perros aullaron y el temor que se apoderó del fundo logró que absolutamente nadie anduviera por sus senderos una vez que se ponía el sol.
Los peones encargados del portón de la entrada hicieron este relato a Doña Carmencita.

-Mire misiá. Varias veces ha venido un carruaje muy lujoso hasta la entrada,  pero los  caballos se ponen a corcovear, y no pueden acercarse al portón.
-Parece como si vieran algo en la puerta.
 Después salen galopando como los “re-diablos”.
-Ah muy bien, seguramente es el agua bendita, Hay que echar agua bendita  todas la mañanas y todas las tardes. Y por ningún motivo saquen la cadena.


Don Damián, el mismo demonio, Satanás, logró ser mantenido a raya. 
Sin embargo faltaba el último combate, porque “el diablo” como decían los lugareños, vendría una noche a buscar la recompensa por el pacto que había hecho.
Y esa noche llegó

Don Alfonso estaba gravemente enfermo sobre su lecho, por tal motivo Doña Carmen había hecho venir al “curita” para que le diera la extremaunción.
Sus hijos fueron por él a la comuna de Recoleta y al ingresar al fundo al anochecer, nadie notó que tras ellos entraba un carruaje negro con aperos de finísima factura y unos hermosos corceles de lomos plateados.
Junto con el Ministro de la Iglesia también ingresaba Satanás.

El Carruaje negro intentó llegar hasta el lugar pactado para que Don Alfonso entregara su alma, sin embargo todo resultó infructuoso, los caballos despavoridos al ver la imagen del crucifico y las velas encendidas, se descontrolaron y el elegante personaje vestido de negro entró en cólera y retrocedió para iniciar la embestida en las casas patronales.
El diablo era como un león rugiente.

El relinchar de los caballos, el aullido de los perros, el ruido del galope y los ejes del carruaje despertaron a todos los inquilinos, las mujeres gritaban y los niños lloraban en todo el fundo.

La noche era tenebrosa.
Frente a las casas patronales se detuvo el carruaje y como un estruendo se escuchó la voz de Satanás:

“Hoy he venido por ti Señor Alfonso  Zegers y tendrás que cumplir tu palabra como yo la cumplí, sal de ahí y ven hacia acá de inmediato que tenemos que partir…”

El ladrido y el aullido de los perros eran incesantes.
Las vacas mugían en los establos.
En el interior de la casa, Don Alfonso yacía sobre su lecho con violentas convulsiones.
El sacerdote rezaba un rito de un viejo libro a luz de las velas.

-“Espíritu inmundo de satanás aléjate de este lugar
   En el nombre del eterno y de su hijo Jesucristo te ordeno que dejes en paz        este hombre.
   Ave María, Ora Pro nobis.
   Espíritu inmundo te conjuro por el Dios Vivo para que te alejes y vuelves al        reino del infierno.
   Ave María, Ora Pro nobis…

En la capilla vecina las mujeres más piadosas junto a Doña Carmen rezaban una y otra vez el rosario.

“Dios te salve María, llena eres de gracia el Señor es contigo, bendita tu eres    entre todas  la mujeres y bendito es el fruto de tu vientre Jesús.
  Santa María madre de Dios,  ruega por él y por nosotros los pecadores ahora y   en la hora…”

De vez en cuando el demonio hacía sus embestidas golpeando las ventanas o apagando las velas.
 Crujían las puertas y el ruido del  viento y el follaje de los árboles se intensificaban.

-“Espíritu inmundo de Satanás, aléjate de este lugar
   En el nombre del eterno y de su hijo Jesucristo te ordeno que te retires hacia      el reino del infierno...”

Y en la capilla

“Segundo misterio doloroso. Los azotes de Jesús atado a la columna.
 Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a  nosotros tu  reino…”

Y en las casas de los inquilinos

“Ave maría purísima.
  Sin pecado concebido.
  Gloria la padre, al hijo y al espíritu santo…
  Como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos amén.”

No había tregua para “el diablo”.
El exorcismo debía durar lo mismo que un velorio, toda la noche, de lo contrario Satanás se llevaría irremediablemente el alma del Patrón.
La oración por lo tanto se extendió por largas horas  hasta el amanecer.

Los gallos anunciaron el día.
Las luces del alba trajeron la paz y la calma al fundo.
Al menos en esta larga noche “el diablo” había perdido el combate…

10 comentarios:

  1. Mario,Felicitacione,me gusto mucho,espero seguir leyendo mas radioteatros

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  2. Muy bien escrito el argumento o relato de los sucesos. es agradable retraerse al tiempo de los radio teatros, donde nos conformábamos con cosas tan simples y éramos, podría aseverarlo, mucho más felices que ahora.

    Sólo me complicó el "apretón de manos": muy fea la imagen...le rehuyo desde niña a todo lo diabólico. Bastante hay con lo que llevamos dentro.

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  3. Roxana Leon6:30 p. m.

    Muy interesante me gusto mucho

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  4. Mario te felicito por el aporte. Lo trabajare con los niño de la escuela. Gracias por el aporte.

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  5. Profe Mario!!! ud me hacia clases de tecnología en el Mañio...saludos

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  6. Don Mario es interesante la manera que relata y nos traslada en el tiempo, es muy amena y cercana la manera que relata cada escena, gracias por regalarnos un poco historia y buena literatura.

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  7. Don Mario es interesante la manera que relata y nos traslada en el tiempo, es muy amena y cercana la manera que relata cada escena, gracias por regalarnos un poco historia y buena literatura.

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  8. Me topé con un quilicurano toda su vida, hoy de 78 años. El me contó que a su vez le narraron a él, que para que el Diablo no se llevaran su alma, debían velarlo orando sin ninguna duda. Pero hubo un instante de vacilación y en ese momento el Diablo se llevó su alma con cuerpo y todo, pese a ser velado encadenado.
    Es otro final. Pero falta toparse con más lugareños de la época. : )
    Así y todo, su toque narrativo es entretenido y despierta el interés de esto que ya, es parte de la cultura histórica de Quilicura. Gracias. : )

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    1. Como , no entiendo yo creí que el diablo no se lo había llevado , asumí que el siguió vivo? Y luego moriría normalmente , como dices tu faltan mas personas que cuenten sus vivencias, recuerdos o lo que ellos escucharon de los lugareños. No se sabe que pasaría luego con esa familia, sus hijos donde están viviendo en el presente. Un tema muy interesante de saber.

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  9. Testimonio: durante años he estado buscando un verdadero templo para hacer el templo, porque he sido víctima de una estafa en internet.Cuando un día me encontré con un amigo mío que me dirigió a un templo serio que lo había contactado durante 10 años que su vida ha changé.Il me puso en contacto con el templo. En una semana mi vida cambió. Me he convertido en lo que he querido ser durante años. Si doy este testimonio es para personas como tú que necesitan ayuda porque el mismo templo puede traer de vuelta a tu ex esposa o a tu ex hombre. El mismo templo puede hacerte encontrar la sonrisa que querías gracias a los $ 5 millones que ofrecen primero después del pacto para permitirte desarrollar tus actividades y realizar tus sueños. En el momento en que te hablo yo era miserable soy millonario y hago donaciones a asociaciones desde el advenimiento de Covid 19.Aquí está el contacto del templo que le permitirá recuperar la sonrisa que quería durante años : espiritualtemplo@gmail.com

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